Sistema de Salud
La verdad es que estoy un poquito indignada. Resulta que durante un tiempo mis familiares y yo hemos tenido que recurrir, por diferentes motivos, al sistema de salud público y privado. En ambos lados es lo mismo.
Caso 1 (sistema de salud público): Mi abuela tenía un dolor insoportable en su hombro, así que partió al doctor. Su doctor habitual no estaba, así que la atendió una doctora reemplazante. La doctora le receto un calmante y el dialogo fue este:
- Doctora: Señora, tómese esta pastilla antes de dormir y una en la mañana.
- Abuela: Pero doctora, sabe… yo tenía entendido que este remedio le hace mal a las personas que tienen problemas a la presión, como yo.
- Doctora: Pero señora, eso es en ciertos casos. No se preocupe, se los doy a ojos cerrados (se pone las manos en los ojos).
Al otro día mi abuela tuvo un alza de presión y casi le da un infarto. LINDO.
Caso 2 (sistema de salud privado): Fui al doctor por x cosa y para variar me encontraron otras. El punto es que debía bajar de peso y la doctora me receto un medicamento que lo encontré un poquitito extraño, por los siguientes motivos:
- El remedio este tenía comercial… onda “Llame ya!”. RARO.
- Me dijo que tenía que llamar a un doctor x para comprar la cuestión esa.
- Y el procedimiento del remedio me absorbía las grasas y luego las botaba (adivinen cómo). Imagínense si me pasaba un poco en mis comidas. ASCO.
Como la encontré chanta, fui a otro doctor. Como entre todos se protegen, por las demandas entre ellos, el doctor no quiso desacreditar a la doctora que me había atendido; pero sólo añadió que ese remedio él se lo daba a los obesos mórbidos (y para los que me conocen, ni siquiera caigo en el rango de gorda). MAL.
Ya ven… no se puede confiar en nadie!!
Al final hay que hacerle caso a la intuición, quizás como estaría de haber tomado esa cuestión.
Caso 1 (sistema de salud público): Mi abuela tenía un dolor insoportable en su hombro, así que partió al doctor. Su doctor habitual no estaba, así que la atendió una doctora reemplazante. La doctora le receto un calmante y el dialogo fue este:
- Doctora: Señora, tómese esta pastilla antes de dormir y una en la mañana.
- Abuela: Pero doctora, sabe… yo tenía entendido que este remedio le hace mal a las personas que tienen problemas a la presión, como yo.
- Doctora: Pero señora, eso es en ciertos casos. No se preocupe, se los doy a ojos cerrados (se pone las manos en los ojos).
Al otro día mi abuela tuvo un alza de presión y casi le da un infarto. LINDO.
Caso 2 (sistema de salud privado): Fui al doctor por x cosa y para variar me encontraron otras. El punto es que debía bajar de peso y la doctora me receto un medicamento que lo encontré un poquitito extraño, por los siguientes motivos:
- El remedio este tenía comercial… onda “Llame ya!”. RARO.
- Me dijo que tenía que llamar a un doctor x para comprar la cuestión esa.
- Y el procedimiento del remedio me absorbía las grasas y luego las botaba (adivinen cómo). Imagínense si me pasaba un poco en mis comidas. ASCO.
Como la encontré chanta, fui a otro doctor. Como entre todos se protegen, por las demandas entre ellos, el doctor no quiso desacreditar a la doctora que me había atendido; pero sólo añadió que ese remedio él se lo daba a los obesos mórbidos (y para los que me conocen, ni siquiera caigo en el rango de gorda). MAL.
Ya ven… no se puede confiar en nadie!!
Al final hay que hacerle caso a la intuición, quizás como estaría de haber tomado esa cuestión.